¿Hoy en la actualidad
merece hablar de amistad?
¿de qué amistad he de hablar?,
¿de la que siempre está y de la que nunca se va,
de la pasajera o de la que nos hace llorar?
¿Se puede tener amistad sin confiar?.
No. Requisito indispensable para una verdadera
amistad es en el otro poder confiar.
Pero la amistad no
fluye así sin más
hay unos pasos que se deben de dar:
Fidelidad en la palabra y también en el actuar,
constancia en saber que siempre estás,
has de ser protector/a de lo bueno y siempre nos
hemos de enseñar,
también nos tienen o tenemos que corregir si van o
vamos mal.
La
amistad va mucho más allá que cualquier interés personal.
Y va creciendo o disminuyendo con la edad,
según sea la niñez, la vida adulta, la juventud o la
pubertad.
También es verdad que a
veces empieza en la niñez y llega hasta el final.
Aunque la amistad en ocasiones tampoco tiene que ver
con la edad, ni con la raza, ni con la religión, ni con el sexo o con la
nacionalidad.
La
amistad va mucho más allá,
son lazos que se dan a corazón abierto estés en otro
lugar y/o presencial.
Quien tiene un amigo o amiga tiene un tesoro para
toda la eternidad.
Niños, adolescentes, jóvenes, adultos y tú también
chaval.
No dejes, ni permitas que se rompa tu amistad,
amistad que te haga crecer y que dentro de ti te
llene de felicidad,
amistad que te haga los roces y los conflictos
suavizar,
amistad que aunque pasen años sin comunicarte cuando
tengas nuevamente el encuentro, es seguir y continuar
no tenemos que empezar
porque no ha habido ruptura, mi posesión sino
libertad.
Por
eso que tu amistad y la mía no sea con sí, con sa,
sea el hombro en quien siempre nos podamos apoyar.
Bendito
sea Nuestro Dios Amigo que nos enseñó cuál es y cómo se mantiene la verdadera
amistad,
el milagro, el don de la felicidad y de la
fidelidad,
la belleza de quien simplemente y siempre está.
Bendito
es nuestro Dios Amigo, bendita la Santísima Trinidad.
Madrid
10 – 04 – 16
Mª Elena Hernández G.
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